Marcel Pey

Underworld
En un contexto underworld no hay honor para el vencedor ni se compadece al caído. No hay, de hecho, ni vencedores ni caídos.
Underworld es lo que pasa bajo tierra, en un mundo escondido; o en un sentido metafórico, lo que tiene lugar más allá de las corrientes y opiniones mayoritarias, underground, o underworld, es lo que ocurre al margen. Como todo en Pey: mucho más allá, incluso, de las vanguardias de los 70, en las que también, y ya entonces, Pey no se podía enmarcar.
Marcel Pey transmite en Underworld, en la Capella de Sant Roc, la energía oscura que lo caracteriza en cada una de sus poesías, fotografías u objetos artísticos. Con la misma distancia en la que el autor William Burroughs transita su existencia fatídica a través de sus libros -marcando un inevitable antes y después-, Pey deja a su paso un rastro de marca única. Una energía oscura, decía, pero que no por siniestra deviene siempre obscura.
En un tiempo de desasosiego, de ansiedad y de pretensiones, la consistencia de Pey se convierte en definitiva, inapelable, casi fundamental. En oposición a místicas superficiales y tendencias contaminadas, el genuino universo de Pey reaparece desde no tan lejos indicando, como siempre, una cosmovisión que se compone de apuntes, pinceladas, o mejor dicho, de potencias: crimen en potencia, sexo en potencia, muerte en potencia.
Como en el poema que el artista crea especialmente para Underworld en la Capella de Sant Roc, los elementos con los que trabaja Pey reaparecen, reminiscentes de un repertorio muy determinado: pistolas y revólveres; navajas; coches americanos brillantes en la oscuridad de la noche; violencia, ritmos trepidantes; velocidad y persecución. Melancolía y muerte.
El Pey poeta -¿el principal? -, el Pey fílmico y el Pey artista visual confluyen en la instalación que ocupa la sexta Dèria en la Capella de Sant Roc. Underworld como atmósfera total, como ambiente globalizante que caracteriza el lenguaje, no sólo visual, del artista. La dicotomía inherente a la propia definición de la palabra con que se titula este ciclo, dèria, (obsesión y persistencia, objetivo y fijación) encuentra en la obra de Pey uno de sus mayores referentes posibles, con el que nos adentramos de forma inevitable en un trabajo persistente, recurrente y claramente identificable. La obra de Pey traza una clara línea – nítidamente oscura.
Underworld es una instalación globalizante, compuesta, por un lado, por una pieza fotográfica fruto de un proceso visual basado en el cut-up (otra vez Burroughs; otra vez las partes para hacer el todo; o el apunte sugerente) que Pey realiza con sus escenarios visuales. El cuadro es fruto de un montaje mediante el cual se indican -sólo indican, los elementos, como puzzles que ahora sugieren escenas; fotografías (reales) tomadas en esta ocasión en un metro -underworld- de Budapest en los años noventa. De nuevo asesinato en potencia, crimen, persecución y velocidad marcan el ritmo y tono en el universo de Pey.

La enmarcan el rojo de un neón, Underworld, y los ritmos marcados por el registro audiovisual de un coche que avanza veloz en un loop inacabable que rodea la sala, sólo afectado por el compás roto de sus propios giros, latigazos espaciales en la carretera de la noche.

UNDERWORLD (traducción del original de la sala en catalán)

IMPACTOS DE LLUVIA Y METAL

A CÁMARA LENTA…

EN UN COBRA NEGRO

ATRAVESADO POR BALAS DE MERCURIO

ENTRE LOGOTIPOS ELÉCTRICOS

Y CIUDADES FANTASMAS

MELANCOLÍA Y MUERTE.

M. PEY, 2016

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