Enric Farrés Duran

Le gustaba cenar un exquisito sándwich de jamón con zumo de piña y vodka frío

Inauguración sábado 16 de mayo 2015, 19h

Del 16 de mayo al 31 de julio

Walter Benjamin defendería en su inacabado Libro de los pasajes (1983) -integrado de citas, apuntes y recortes aparentemente sin un orden preestablecido-, que el valor principal de todo archivo o colección es la acumulación. Podríamos añadir que, seguido de la misma, es el acto de preservar lo que concede al objeto coleccionado esta relevancia añadida, este valor extra.

Con “Le gustaba cenar un exquisito sándwich de jamón con zumo de piña y vodka frío”, Enric Farrés Duran muestra en la Capella de Sant Roc casi todos los fragmentos que componen su obsesión más persistente de los últimos años: la acumulación, archivo, colección, de todos los papelitos, sean del tipo que sean, encontrados entre las páginas de libros usados ​​que pasan por sus manos en “El Siglo”, una librería enorme de segunda mano donde trabaja. Así, lo que comenzó hace años como una anécdota, cuando un papel llegó a sus manos proveniente del interior de un libro, interpelándole desde el pasado, como un intruso temporal, desencadenó una manía que se prolongaría hasta la actualidad, y que todavía persiste.

La colección de “los papeles del Siglo” llega ahora a más de 2.500 papeles, puntos, recortes, rotos, etc., y sigue creciendo, acumulando todo tipo de contenidos y de dimensiones: contiene recetas, fotografías, declaraciones de amor, cartas, listados… Esta disparidad se ha transmitido también en la disposición en la Capella de Sant Roc, que busca precisamente hacerse partícipe de esta inconexión, mostrar estos pequeños pedazos de mundo sin jerarquías, de forma horizontal, policéntrica, heterogénea. La colección de Farrés Duran no responde a ninguna pre-clasificación determinada, y así, ignorando cualquier “principio de procedencia”, adjudicando a todos sus fragmentos el mismo valor de partida, es como se muestra.

Libre de asociaciones predeterminadas, las interpretaciones se multiplican exponencialmente. Los papeles, por separado, muestran a la vez historias que vienen del pasado pero que tienen mucho futuro, trocitos de mundo inconexos, recuerdos, incluso bromas para el espectador, diversiones temporales y potenciales narrativas. Pero quizás es en la reflexión en torno a sus múltiples posibilidades de recombinación donde se encuentre, de forma más clara, la invitación a jugar al infinito.

“Cualquier pasión limita con lo caótico, pero la pasión del coleccionista parece al caos de los recuerdos. (…) Para un coleccionista de verdad, el trasfondo de un objeto se añade a una enciclopedia mágica, la quintaesencia de la cual es el destino de este objeto”. W. Benjamin

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